El primer milagro

Valora este artículo
(3 votos)

El primer milagro

El Corán nos informa que María, la hija de Imran, era una joven mujer soltera, casta y piadosa, devota de la adoración de Dios. Un día, mientras estaba en retiro, el Ángel Gabriel vino a María y le informó que ella iba a ser la madre de Jesús. Su respuesta fue de temor, asombro y consternación. Dice en el Corán:

“Lo convertiremos en un signo para la humanidad y una misericordia”. (Corán 19:21)

María concibió a Jesús, y cuando el tiempo de que él naciera llegó, ella se alejó de su familia y viajó hacia Belén. Al pie de un árbol de palma de dátiles, María dio a luz a su hijo Jesús.[1]

Cuando María hubo descansado y repuesto del dolor y el temor relacionados con dar a luz sola, se dio cuenta de que debía retornar a su familia. María estaba asustada y ansiosa mientras envolvía al niño y lo arrullaba en sus brazos. ¿Cómo le sería posible a ella explicar el nacimiento de él a su gente? Ella hizo caso a las palabras de Dios y tomó el camino de vuelta a Jerusalén:

“Cuando veas a algún hombre dile: Por cierto que he realizado un voto de silencio por el Compasivo, y no hablaré con nadie hoy. Ella Se presentó ante su pueblo llevándolo en brazos [a Jesús]”. (Corán 19:26-27)

Dios sabía que si María trataba de dar explicaciones, su gente no le creería. Entonces, en Su sabiduría, Él le dijo que no hablara. Desde el primer momento en que María se aproximó a su gente ellos empezaron a acusarla, pero ella sabiamente siguió las instrucciones de Dios y se rehusó a responder. Esta tímida y casta mujer apenas apuntó al niño en sus brazos.

Los hombres y mujeres que rodeaban a María la miraban incrédulamente y exigían saber cómo podrían hablarle a un niño de brazos. Entonces, por el permiso de Dios, Jesús, aún siendo un bebé, hizo su primer milagro. Habló:

“Por cierto que soy el siervo de Dios. Él me revelará el Libro y hará de mí un Profeta. Seré bendecido doquiera me encuentre, y me ordenará hacer la oración y pagar el Zakát mientras viva. Y me hará benevolente con mi madre. No dejará que sea soberbio ni rebelde. La paz fue conmigo el día que nací, será conmigo el día que muera y el día que sea resucitado”. (Corán 19:30-34)

Los musulmanes creen que Jesús fue el Siervo y Mensajero de Dios enviado a los israelitas de su tiempo. Hizo milagros por la voluntad y el permiso de Dios. Las siguientes palabras del Profeta Muhammad claramente resumen la importancia de Jesús en el Islam:

“Quien dé testimonio de que no hay dios sino Dios, sin asociado, y que Muhammad es su Siervo y Mensajero, y que Jesús es Su siervo y Mensajero, una palabra que Dios le dio a María y un espíritu creado por Él, y que el Paraíso es real, y que el Infierno es real, Dios lo admitirá a través de cualquiera de las ocho puertas del Paraíso por la que quiera ingresar”. (Sahih Bujari y Sahih Muslim)

Ya hemos establecido que Jesús, hijo de María, o como él es llamado por los musulmanes, Issa ibn Maríam, hizo su primer milagro mientras era arrullado en los brazos de María. Por permiso de Dios él habló, y sus primeras palabras fueron:“Por cierto que soy el siervo de Dios. Él me revelará el Libro y hará de mí un Profeta” (Corán 19:30).  Él no dijo: “Yo soy Dios”, ni siquiera: “Yo soy el Hijo de Dios”. Sus primeras palabras establecieron las bases de su mensaje y de su misión: el llamar a la gente de vuelta a la adoración pura de Un Único Dios.

En el tiempo de Jesús, el concepto de la Unicidad de Dios no era nuevo para los hijos de Israel. La Tora decía: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor” (Deuteronomio 6:4 NVI). Sin embargo, las revelaciones de Dios habían sido malinterpretadas y abusadas, y los corazones se habían vuelto duros. Jesús vino a denunciar a los líderes de los hijos de Israel, que habían caído en vidas de materialismo y lujo, y para restituir la ley de Moisés encontrada en la Tora que ellos incluso habían cambiado.

La misión de Jesús era confirmar la Tora, hacer legales cosas que antes era ilegales y proclamar y reafirmar la creencia en Un Creador. El Profeta Muhammad dijo:

“Cada Profeta fue enviado a su nación exclusivamente, pero yo fui enviado a toda la humanidad”. (Sahih Al-Bujari).  

De esta forma, Jesús fue enviado a los Israelitas.

Dios dice en el Corán que le enseñaría a Jesús la Tora, el Evangelio y la Sabiduría.

“Él le enseñará la escritura, le concederá la sabiduría, le enseñará la Tora y el Evangelio”. (Corán 3:48)

Con el fin de difundir su mensaje, Jesús estudió y entendió la Tora, y fue provisto con su propia revelación de Dios: el Inyil o Evangelio. Dios también dotó a Jesús con la habilidad de guiar e influir a su pueblo con señales y milagros.

Dios apoya a todos Sus Mensajeros con milagros que son observables y tienen sentido para la gente a la que el Mensajero ha sido enviado a guiar. En el tiempo de Jesús, los Israelitas eran muy conocidos en el campo de la medicina. Consecuentemente, los milagros que Jesús hizo (con el permiso de Dios) fueron de esta naturaleza e incluyeron retornar la vista a los ciegos, curar a los leprosos y revivir a los muertos. Dios dijo:

“Y cuando hiciste con arcilla la forma de un pájaro con Mi anuencia, luego soplaste en él y se convirtió en pájaro con Mi anuencia, y curaste al ciego de nacimiento y al leproso con Mi anuencia, y resucitaste a los muertos con Mi anuencia”. (Corán 5:110)

El niño Jesús

Ni el Corán ni la Biblia se refieren a la niñez de Jesús. Nos podemos imaginar, sin embargo, que como un hijo de la familia de Imran, fue un niño piadoso, devoto de aprender y ansioso de influir a los niños y los adultos alrededor de él. Luego de mencionar a Jesús hablando en la cuna, el Corán inmediatamente relata la historia de Jesús modelando la figura de un pájaro en arcilla, sobre el que sopló y Dios permitió que se convirtiera en pájaro.

“Os he traído un signo de vuestro Señor. Haré para vosotros con barro la forma de un pájaro. Luego soplaré en él, y con el permiso de Dios, tendrá vida”. (Corán 3:49)

El Evangelio de la Infancia de Tomás, uno del conjunto de textos escritos por los primeros cristianos pero no aceptados en el canon del Nuevo Testamento, también se refiere a esta historia. Este relata con algún detalle la historia del joven Jesús haciendo pájaros de arcilla y soplando vida en ellos. Aunque fascinante, los musulmanes creen en el mensaje de Jesús solo como este es relatado en el Corán y en las narraciones del Profeta Muhammad.

A los musulmanes se les pide creer en todos los libros revelados por Dios a la humanidad. Sin embargo, la Biblia, como ésta existe hoy, no contiene el Evangelio que le fue revelado al Profeta Jesús. Las palabras y sabiduría de Dios dadas a Jesús han sido perdidas, escondidas, cambiadas y distorsionadas. La suerte de los textos apócrifos, de los cuales forma parte el Evangelio de la Infancia de Tomás, es testimonio de esto. En el año 325 d.C., el Emperador Constantino intentó unificar la fracturada iglesia cristiana al convocar a una reunión de obispos de todo el mundo conocido. Esta reunión llegó a ser conocida como el Concilio de Nicea, y su legado fue la doctrina de la Trinidad, previamente inexistente, y la pérdida de entre 270 y 4000 evangelios. El concilio ordenó que se quemaran todos los evangelios no considerados merecedores de estar en la nueva Biblia, y el Evangelio de la Infancia de Tomás fue uno de ellos.[1]  Sin embargo, copias de muchos Evangelios sobrevivieron y, a pesar de no estar en la Biblia, son valorados por su significancia histórica.

El Corán nos libera

Los musulmanes creen que Jesús, de hecho, sí recibió revelación de Dios, pero él no escribió ni una sola palabra, ni tampoco instruyó a sus discípulos a escribir nada.[2]  Un musulmán no necesita tratar de aprobar o desaprobar los libros de los cristianos. El Corán nos libera de la necesidad de saber si la Biblia que tenemos hoy contiene la palabra de Dios o las palabras de Jesús. Dios dijo:

“Él te reveló el Libro con la Verdad, corroborante de los mensajes anteriores; y reveló antes también la Tora y el Evangelio”. (Corán 3:3)

Y también:                

“Te hemos revelado [a ti, ¡Oh Muhammad!] el Libro [el Corán] con la Verdad, que corrobora y mantiene vigente lo que ya había en los Libros revelados”. (Corán 5:48)

Cualquier conocimiento que sea beneficioso para los musulmanes sobre la Tora o el Evangelio está claramente expuesto en el Corán. Cualquiera que sea el bien encontrado en los libros previos es encontrado ahora en el Corán.[3] Si las palabras del Nuevo Testamento actual concuerdan con las palabras del Corán, entonces esas palabras forman parte del mensaje de Jesús que no fueron distorsionadas o perdidas con el tiempo. El mensaje de Jesús fue el mismo mensaje que todos los Profetas de Dios le enseñaron a su gente. El Señor tu Dios es Uno, entonces adóralo a Él solamente. Dios dijo en el Corán acerca de la historia de Jesús:

“Esta es la auténtica verdad. No hay otra divinidad excepto Dios. Dios es el Poderoso, el Sabio”. (Corán 3:62)

El capítulo 5 del Corán se llamaAl Maidah (La Mesa Servida). Este es uno de los tres capítulos en el Corán que tratan extensivamente acerca de la vida de Jesús y su madre María. Los otros capítulos son el capítulo 3, Aali Imran (La Familia de Imran), y capítulo 19, Mariam(María). Los musulmanes aman a Jesús y honran a su madre, pero no los adoran. El Corán, que los musulmanes creen que es la palabra directa de Dios, mantiene a Jesús y a su madre María y, de hecho, a toda su familia (la familia de Imran) en muy alta consideración.

Nosotros sabemos que Jesús vivió entre su pueblo, los Israelitas, por muchos años, llamándolos de nuevo a la adoración del Único y Verdadero Dios y haciendo milagros con el permiso de Dios. La mayoría de aquellos alrededor de él rechazaron su llamado y fallaron en seguir su mensaje. Sin embargo, Jesús había reunido alrededor de él a un grupo de compañeros llamado en idioma árabe Al-Hawariyun (los discípulos de Jesús).

Dios dijo en el Corán:

“Y cuando inspiré a los discípulos que creyeran en Mí y en Mi Mensajero, dijeron: ¡Creemos! Sé testigo de que somos musulmanes”. (Corán 5:111)

Los discípulos se referían a ellos mismos como musulmanes;  ¿cómo podía esto ser cuando la religión del Islam no fue revelada sino 600 años después? Dios se está refiriendo al significado general de “musulmán”. El musulmán es cualquiera que se somete y obedece al Único Dios, y cualquiera cuya fidelidad y lealtad es con Dios y los creyentes sobre todo lo demás. Las palabras “musulmán” e “Islam” vienen de la misma raíz árabe –sa la ma– y esto es porque la paz y la seguridad (Salam) es inherente a la sumisión a Dios. De esta forma, puede ser entendido que todos los Profetas de Dios y sus seguidores eran musulmanes.

La Mesa Servida

Los discípulos de Jesús le dijeron: 

“Cuando los discípulos de Jesús dijeron: ¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Puede tu Señor hacernos descender del cielo una mesa servida?” (Corán 5:112)

¿Estaban ellos pidiéndole a Jesús que hiciera un milagro? ¿Se sentían los discípulos de Jesús, que se llamaban a ellos mismos musulmanes, inseguros acerca de la habilidad de Dios de proveer milagros a voluntad? Esto es poco probable, pues esto sería un acto de incredulidad. Los discípulos de Jesús noestaban preguntando si eso era posible para Dios, sino si Jesús le pediría a Dios en ese preciso momento para que les proveyera con comida. Sin embargo, Jesús pudo haber pensado de otra forma, dado que él respondió:

“Temed a Dios, si sois creyentes”. (Corán 5:112)

Cuando ellos vieron la reacción de Jesús, sus discípulos trataron de explicar sus palabras. Inicialmente dijeron: “Deseamos comer de ella…”

Ellos podían haber estado muy hambrientos y deseosos de que Dios satisficiera su necesidad. Pedirle a Dios que los provea con sustento es aceptable, pues Dios es el Proveedor, de Quien toda la provisión emana. Los discípulos entonces procedieron a decir: “… para que nuestros corazones se sosieguen,…”

Ellos querían decir que su fe se volvería incluso más fuerte si vieran un milagro con sus propios ojos, y esto es confirmado por su declaración de cierre:“[para]… saber que nos has dicho la verdad y poder ser testigos de ella”.

Aunque mencionado al final, el ser testigos de la verdad y ver los milagros que son su evidencia de apoyo eran las más importantes justificaciones para su solicitud.  Los discípulos le estaban pidiendo al Profeta Jesús que hiciera este milagro con el permiso de Dios, para que ellos pudieran ser testigos ante toda la humanidad. Los discípulos querían difundir el mensaje de Jesús al proclamar los milagros de los que ellos fueron testigos con sus propios ojos.

“Dijeron: Queremos comer de ella para que nuestros corazones se sosieguen, saber que nos has dicho la verdad y poder ser testigos de ella. Dijo Jesús hijo de María: ¡Oh Dios, Señor nuestro! Desciéndenos del cielo una mesa servida que sea para nosotros una conmemoración, tanto para los primeros como para los últimos [de nuestra nación], y un signo proveniente de Ti. Y susténtanos, pues Tú eres el mejor de los sustentadores”. (Corán 5:113-114)

Jesús pidió el milagro. Oró a Dios pidiéndole que una mesa servida con comida fuera descendida. Jesús también pidió que fuera para todos ellos y que ella fuera una conmemoración. La palabra árabe usada en el Corán es Eid, significando un festival o celebración que se repita. Jesús quiso que sus discípulos y aquellos que vinieron después de ellos recordaran las bendiciones de Dios y fueran agradecidos.

Tenemos mucho que aprender de las súplicas hechas por los Profetas y los creyentes. La súplica de Jesús no fue solo por una mesa servida de comida, sino que Dios los proveyera con sustento. Él lo hizo comprensible porque la comida es solo una pequeña parte del sustento provisto por el Mejor de los Sustentadores. El Sustento de Dios provee todos los requerimientos necesarios para la vida, incluyendo, pero no limitado a, la comida, albergue y conocimiento. Dios contestó:

“Os la haré descender; más quien de vosotros después de esto no crea, le castigaré como no he castigado a nadie”. (Corán 5:115)

El conocimiento significa responsabilidad

La razón por la cual la respuesta de Dios fue tan absoluta es que si uno no cree luego de haber sido provisto con un signo o milagro de Dios, es peor que no creer sin haber visto el milagro. Usted puede preguntar por qué. Esto es porque una vez que uno ha visto el milagro, uno tiene conocimiento y entendimiento, de primera mano, sobre la omnipotencia de Dios. Mientras más conocimiento una persona tiene, mayor la responsabilidad que tiene ante Dios. Cuando usted ha visto los signos, la obligación de creer y difundir el mensaje de Dios se vuelve mayor. Dios estaba ordenándoles a los discípulos de Jesús, al recibir esta mesa llena de comida, estar alerta de la gran responsabilidad que ellos habían tomado para sí mismos.

El día de la mesa servida, de hecho, se convirtió en un día de fiesta y celebración para los discípulos y seguidores de Jesús, pero, a medida que el tiempo pasó, el real significado y esencia del  milagro se perdió. Eventualmente Jesús llegó a ser adorado como un dios. En el Día de la Resurrección, cuando toda la humanidad se pondrá de pie ante Dios, los discípulos llevarán la gran responsabilidad de saber el verdadero mensaje de Jesús. Dios le hablará directamente a Jesús y dirá:

“¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Eres tú quien ha dicho a los hombres: Tomadnos a mí y a mi madre como divinidades en vez de Dios? Dijo: ¡Glorificado seas! No me corresponde decir algo sobre lo que no tengo derecho. Si lo hubiera dicho Tú lo sabrías. Tú conoces lo que encierra mi alma, mientras que yo ignoro lo que encierra la Tuya. Tú eres Quien conoce lo oculto. No les he dicho sino lo que Tú me has ordenado: Adorad a Dios, mi Señor y el vuestro. Mientras permanecí con ellos velé por ellos, pero después de que me llevaste contigo fuiste Tú Quien les vigiló. Tú eres testigo de todas las cosas”. (Corán 5:116-117)

Aquellos de nosotros que han sido bendecidos con este verdadero mensaje de Jesús, el mismo mensaje difundido por todos los Profetas, incluyendo el último profeta, Muhammad, también cargarán con la gran responsabilidad en el Día de la Resurrección.

La idea de que Jesús murió en la cruz es central para la creencia cristiana. Ella  representa la convicción de que Jesús murió por los pecados de la humanidad. La crucifixión de Jesús es una doctrina vital en el cristianismo; sin embargo, los  musulmanes la rechazan completamente. Antes de describir lo que los musulmanes creen acerca de la crucifixión de Jesús, podría ser útil entender la reacción islámica ante la noción del pecado original.

Cuando Adán y Eva comieron del árbol prohibido en el Paraíso, no fueron tentados por una serpiente. Fue Satán quien los engañó, a partir de lo cual ellos ejercieron su libre albedrío y cometieron un error de juicio. Eva no carga con la culpa de su error sola. Juntos, Adán y Eva, se dieron cuenta de su desobediencia, sintieron remordimiento y rogaron el perdón de Dios. Dios, en Su infinita misericordia y sabiduría, los perdonó. El Islam no tiene el concepto de pecado original; cada persona tiene la responsabilidad por sus propias acciones.

“Nadie cargará con culpas ajenas”. (Corán 35:18)

No hay necesidad de que Dios, un hijo de  Dios o incluso un Profeta de Dios, se sacrifique a sí mismo por los pecados de la humanidad con el fin de comprar el perdón. El Islam rechaza de plano este concepto. El fundamento del Islam descansa en saber con certeza que nada debe ser adorado sino Dios. El perdón emana del Único y Verdadero Dios; entonces, cuando una persona busca perdón, debe volverse a Dios sumisamente, con verdadero remordimiento, y rogar el perdón, prometiendo no repetir el pecado. Entonces, y sólo entonces, los pecados serán perdonados.

A la luz del entendimiento del Islam sobre pecado original y el perdón, podemos ver que el Islam enseña que Jesús no vino a expiar los pecados de la humanidad; en lugar de esto, su propósito era reafirmar el mensaje de los Profetas anteriores a él. 

“Ésta es la auténtica verdad. No hay otra divinidad excepto Dios. Dios es el Poderoso, el Sabio”. (Corán 3:62)

Los musulmanes no creen en la crucifixión de Jesús ni tampoco creen que él murió.

La crucifixión

El mensaje de Jesús fue rechazado por la mayoría de los israelitas, así como por las autoridades romanas. Aquellos que sí creyeron formaron un pequeño grupo de seguidores, conocidos como los discípulos. Los israelitas complotaron y conspiraron contra Jesús y formularon un plan para que fuera asesinado. Él debía ser ejecutado en público, de una manera particularmente espantosa, bien conocida en el Imperio Romano: la crucifixión.

La crucifixión era considerada una forma vergonzosa de morir, y los “ciudadanos” del Imperio Romano estaban exentos de este castigo. Ésta estaba diseñada no solamente para prolongar la agonía de la muerte, sino para mutilar el cuerpo. Los israelitas planearon esta humillante muerte para su Mesías, Jesús, el mensajero de Dios. Dios, en Su infinita misericordia, previno este abominable evento poniendo el parecido de Jesús en alguien más y elevando a Jesús vivo, en cuerpo y alma, al cielo.  El Corán guarda silencio acerca de los detalles exactos de justamente quién era esa persona, pero nosotros sabemos y creemos con certeza que no era el Profeta Jesús.

Los musulmanes creen que el Corán y las auténticas narraciones del Profeta Muhammad contienen toda la sabiduría que la humanidad necesita para poder adorar y vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Por lo tanto, si los pequeños detalles no son explicados, es porque Dios, en Su infinita sabiduría, ha juzgado que estos detalles no son de ningún beneficio para nosotros. El Corán explica, en las propias palabras de Dios, la conspiración en contra de Jesús y Su plan contra los Israelitas de elevar a Jesús al cielo.

“Se confabularon [los incrédulos contra Jesús], pero Dios desbarató sus planes, porque Dios es el Quien mejor lo hace”. (Corán 3:54)

“Y dijeron: Hemos matado al Mesías, Jesús, hijo de María, el Mensajero de Dios. Pero no le mataron ni le crucificaron, sino que se les hizo confundir con otro a quien mataron en su lugar. Quienes discrepan sobre él tienen dudas al respecto. No tienen conocimiento certero, sino que siguen suposiciones, y en verdad no lo mataron”. (Corán 4:157)

Jesús no murió

Los israelitas y las autoridades romanas no fueron capaces de hacerle daño a Jesús. Dios dice claramente que Él tomó a Jesús elevándolo hasta Él y lo purificó de las falsas afirmaciones hechas sobre él.

“Cuando Dios dijo: ¡Oh, Jesús! Te tomaré y te ascenderé hacia Mí. Te libraré de los incrédulos y haré prevalecer a los que te han seguido por encima de los incrédulos hasta el Día de la Resurrección. Luego, volveréis a Mí y juzgaré entre vosotros sobre lo que discrepabais”. (Corán 3:55)

En el versículo previo, cuando Dios dijo que El “tomaría” a Jesús, usa la palabra mutawaffika.  Sin un claro entendimiento de la riqueza del idioma árabe y sin conocimiento de los niveles de significado en muchas palabras, puede ser posible entender mal el significado de lo que Dios dijo. En el idioma árabe actual, la palabra mutawaffika es a veces usada para referirse a morir o incluso a dormir. En este versículo del Corán, sin embargo, se utiliza el significado original y la comprensión de la palabra denota que  Dios elevó a  Jesús hacia Sí, completamente. De esta forma, él estaba vivo en su ascensión, en cuerpo y alma, sin ninguna lesión o defecto.

Los musulmanes creen que Jesús no murió y que él retornará a este mundo en los últimos días antes del Día del Juicio Final. El Profeta Muhammad dijo a sus discípulos:

“Cómo estarán ustedes cuando el hijo de María, Jesús, descienda entre ustedes y juzgue a la gente por la Ley del Corán y no por la Ley del Evangelio”. (Sahih Al-Bujari)

Dios nos recuerda en el Corán que el Día del Juicio es un Día que no podemos evitar, y nos advierte que el descenso de Jesús es un signo de su proximidad.

“Por cierto que [el descenso a la Tierra de] él [Jesús] es una prueba de la [proximidad de la] Hora [del Juicio]; no dudéis, pues, de ella y seguidme; éste es el sendero recto”. (Corán 43:61)

Por lo tanto, la creencia islámica acerca de la crucifixión de Jesús y su muerte es clara. Hubo un complot para crucificar a Jesús pero éste no tuvo éxito; Jesús no murió, sino que fue ascendido al cielo. En los últimos días que preceden al Día del Juicio Final, Jesús retornará a este mundo y continuará su mensaje.

Luego de leer y entender lo que los musulmanes creen acerca de Jesús, hijo de María, puede haber algunas preguntas que vienen a la mente o asuntos que necesitan aclaración. Ustedes pueden haber leído el término “Gente del Libro” y no tener completamente claro lo que esto significa. Así mismo, mientras se explora la literatura disponible acerca de Jesús, pueden haberse encontrado con el nombre Issa y haberse preguntado si Jesús e Issa eran la misma persona. Si ustedes están considerando investigar un poco más o quizás leer el Corán, los siguientes puntos pueden serle de interés.

¿Quién es Issa?

Issa es Jesús. Quizás debido a la diferencia en la pronunciación, mucha gente puede no estar al tanto que cuando oyen a un musulmán hablando acerca de Issa, él de hecho está hablando acerca del Profeta Jesús. La forma de escritura de Issapuede tomar muchas formas: Isa, Esa, Essa, Issa, etc. El idioma árabe es escrito en caracteres árabes, por lo que cualquier sistema de transliteración trata de reproducir el sonido fonético sin importar cuál sea la ortografía, todas indican a Jesús, el Mensajero de Dios.

Jesús y su gente hablaban arameo, un idioma de la familia Semita. Hablados por más de 300 millones de personas a lo largo y ancho del Medio Oriente, el Norte de África y el Cuerno de África, los idiomas Semitas incluyen, entre otros, el árabe y el hebreo. El uso de la palabra Issa es de hecho una más cercana traducción de la palabra aramea para Jesús: Eeshu. En hebreo esto se traduce como Yeshua.

Traducir el nombre de Jesús a idiomas no Semitas complicó las cosas. No había ninguna “J” en ningún idioma hasta el siglo catorce[1]. Cuando el nombre semita de Jesús fue traducido al Griego, este se volvió Iesous, y en Latín, Iesus[2].  Posteriormente, la “I” y la “J” fueron usadas alternativamente; y finalmente el nombre transicionó al español como Jesús. La “S” final es un indicativo del idioma griego, donde todos los nombres masculinos terminan en “S”.

 

Arameo

Árabe

Hebreo

Griego

Latín

Inglés/Español

Eeshu

Eisa

Yeshua

Iesous

Iesus

Jesus/Jesús

 

¿Quiénes son “La Gente del Libro”?

Cuando Dios se refiere a la Gente del Libro, está hablando principalmente acerca de los judíos y los cristianos. En el Corán, el pueblo Judío es llamado Bani Israil, literalmente los hijos de Israel, o comúnmente los Israelitas.  Estos grupos distintivos siguen, o siguieron, la revelación de Dios como fue revelada en la Tora y el Evangelio. Ustedes también pueden oír de los judíos y los cristianos referidos como  “La Gente de la Escritura”.

Los musulmanes creen que los libros revelados divinamente antes del Corán han sido perdidos en la antigüedad o cambiados y distorsionados, pero también reconocen que los verdaderos seguidores de Moisés y Jesús fueron musulmanes que adoraron Un Dios con verdadera sumisión. Jesús, hijo de María, vino a confirmar el mensaje de Moisés y a guiar a los hijos de Israel de vuelta al camino recto. Los musulmanes creen que los judíos (hijos de Israel) negaron la misión y el mensaje de Jesús, y los cristianos incorrectamente lo elevaron al  status de Dios.

“Di: ¡Oh, Gente del Libro! No os excedáis en vuestra fe tergiversando la Verdad, y no sigáis las pasiones de quienes se extraviaron anteriormente e hicieron que muchos [también] se extraviaran, y se desviaron del camino recto”. (Corán 5:77)

Ya hemos discutido en partes previas cómo el Corán trata extensivamente acerca del Profeta Jesús y su madre María. Sin embargo, el Corán también incluye muchos versículos donde Dios habla directamente a la Gente del Libro, particularmente a aquellos que se llaman a sí mismos cristianos.

Dios también dirige la atención al hecho de que los cristianos (aquellos que siguen las enseñanzas de Cristo) y los musulmanes tienen mucho en común, incluyendo su amor y su respeto por Jesús y todos los Profetas.

“Los más allegados a los creyentes en afecto son quienes dicen: Somos cristianos. Esto es porque entre ellos hay sacerdotes y monjes [sabios y desapegados], y por que no son soberbios. Y cuando oyen lo que le ha sido revelado al Mensajero ves que sus ojos se inundan de lágrimas porque reconocen la Verdad. Dicen: ¡Señor nuestro! Creemos, cuéntanos pues, entre quienes son testigos [de la Verdad]”. (Corán 5:83)

Como Jesús, hijo de María, el Profeta Muhammad vino a confirmar el mensaje de todos los Profetas anteriores a él; llamó a la gente para que adoraran al Único Dios.  Su misión, sin embargo, fue diferente a la de los antiguos Profetas, (Noé, Abraham, Moisés, Jesús y otros) en un aspecto. El Profeta Muhammad fue enviado para toda la humanidad, mientras que los Profetas anteriores a él vinieron específicamente para su propio tiempo y su propio pueblo. El advenimiento del Profeta Muhammad y la revelación del Corán completaron la religión que había sido revelada a la Gente del Libro.

Y Dios habló al Profeta Muhammad en el Corán y le pidió que llamara a la Gente del Libro diciendo:

“Di: ¡Oh, Gente del Libro! Convengamos en una creencia común a nosotros y vosotros: No adoraremos sino a Dios, no Le asociaremos nada y no tomaremos a nadie de entre nosotros como divinidad fuera de Dios”. (Corán 3:64)

El Profeta Muhammad dijo a sus compañeros, y por lo tanto a toda la humanidad:

“Yo soy el más cercano de toda la gente al hijo de María, y todos los Profetas son hermanos y no hay ningún profeta que haya venido entre él y yo”. 

Y también:

“Si un hombre cree en Jesús y luego cree en mí obtendrá una doble recompensa”. (Sahih Al-Bujari)

El Islam es una religión de paz, respeto y tolerancia, y aplica una actitud justa y compasiva hacia otras religiones, particularmente con respecto a la Gente del Libro.

From Islamreligion.com

Visto 3448 veces Modificado por última vez en Martes, 22 Enero 2013 10:13
Más en esta categoría: « Jesús y el Cristianismo
Está aquí: Jesús y el Cristianismo El primer milagro